JOE



“Lo que más recuerdo de la primera vez que salí a remar es ver la costa de Fray Bentos desde el agua. Ahora siempre le digo a los chiquilines que arrancan a remar que nunca se van a olvidar de la primera vez que vieron su ciudad desde otra perspectiva."

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"Comencé a venir al club asiduamente y mis profesores me decían que tenía condiciones. No sé si era verdad o no, pero fue algo que me motivó a seguir. El deporte abre muchas puertas para un chiquilín como era yo. Mis vacaciones consistían en ir a Las Cañas, que es un balneario a siete kilómetros de Fray Bentos, y no me movía mucho más que eso. El deporte me permitió viajar por muchos países y conocer diferentes culturas.

Gracias al remo pude comenzar a viajar dentro del país, algo que me generaba mucha expectativa. Después fui a un campeonato argentino, luego a un sudamericano y finalmente a las Olimpíadas. Es una gran alegría ver hasta dónde uno pudo llegar con los pocos recursos que había.

Antes de las Olimpíadas mi principal motor era el reto personal que implicaba superarme a mí mismo. Descubrí que era mi mejor rival. Creo que uno de los mayores aportes del deporte a la vida de uno es que te hace creer en tu capacidad de superarte y te enseña a mejorar continuamente para alcanzar un objetivo final.

Cuando volví a Fray Bentos, a los 25 años, tenía dos opciones: obtener apoyo personal para seguir remando o convertirme en instructor y llevar adelante el espíritu del remo. Creo que, sin darme cuenta, lo que quería era cubrir lo que no tuve a nivel material en su momento y ofrecer todo lo que necesita un remero para crecer como deportista.

Yo creo que cuando uno no está conforme con algo tiene que intervenir. Por eso conformamos una comisión con personas allegadas a diferentes deportes con el objetivo de sacar adelante el club, que había estado embargado por 17 años. Ahora hace nueve años que funciona. Empezamos con sólo dos embarcaciones y de a poco fuimos creciendo. Cuando surgió la necesidad de tener un lugar donde guardar las embarcaciones se consiguieron dos contenedores. Luego notamos que había una necesidad de tener un lugar más atractivo para que los chiquilines se sientan con ganas de quedarse.

Durante mucho tiempo el club funcionó adentro de esos dos contenedores y con el tiempo fuimos proponiéndonos nuevas metas. Como se pasaba mucho calor allí, surgió la idea de utilizar el isopanel para unir los dos contenedores con un techo. Ahí armamos un proyecto que presentamos a los fondos concursables de Montes del Plata y, luego de varias idas y vueltas, se nos destinó un dinero para el material de la sala de botes. ¡Ahora estamos muy contentos con la nueva sala inaugurada!.

Mi mayor responsabilidad es que los resultados se vean para continuar consiguiendo apoyo como hemos venido haciendo.

Hoy en día el club es un espacio que abre las puertas a un deporte, que en otros lugares es muy selectivo y costoso, de forma totalmente gratuita a niños de Fray Bentos y alrededores. En el deporte no importa ni raza, ni religión, ni política ni clase social y eso es algo muy positivo para la sociedad. Además, más allá del deporte en sí, lo que aprenden los chiquilines en el club les sirve para la vida. Aprenden la importancia de ser constantes, aplicados, prolijos, compañeros y disciplinados. También el hecho de generar una expectativa y un sentido de compromiso en un joven es muy importante. Hoy en día se hace mucho énfasis en el disfrutar, en pasarla bien, pero nadie habla de hacer sacrificios.

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Que este club sea un lugar de encuentro es algo muy importante porque es en el 'tercer tiempo' donde se crean los lazos humanos que hacen que todos se sientan parte de este proyecto. Los chiquilines ven el enorme esfuerzo que se ha hecho y se sienten parte.

Un sueño para mí sería trasladar lo que hemos logrado acá a otras partes del país y que todos los espacios de agua cuenten con embarcaciones para practicar el deporte.”